Pepa y Corso, un
matrimonio en la cincuentena, rememoran en
primera persona los acontecimientos del
verano de 1980, cuando Los Once —su pandilla
de amigos del colegio— se disponía a
disfrutar de unos meses repletos de mañanas
de playa, tardes de pesca, amores juveniles
y confidencias. Aquel prometedor verano, en
la transición entre la escuela y el
instituto, se verá truncado por una tragedia
que definirá la vida de todos para siempre.
Carlos Díaz y Belén López
ambientan la historia en un pueblo marinero
imaginario, Salera, situado en la costa
norte española. Su experiencia profesional
podría haberles hecho elegir otro modo de
contar este alegato contra la violencia
hacia los niños, pero decidieron hacerlo en
forma de novela con la firme creencia de que
así resultaría más fácil llegar al corazón
del lector.